Gobierno sandinista afina su maquinaria comunicacional con jóvenes universitarios y medios aliados
Foto: Participantes de los encuentros de comunicadores sandinistas impulsados desde el gobierno de Ortega y Murillo. Tomado de medios oficialistas.
El Gobierno de Nicaragua continúa consolidando su aparato de comunicación política mediante encuentros entre medios oficialistas, miembros de la Juventud Sandinista 19 de Julio y estudiantes universitarios de comunicación. El más reciente se desarrolló el pasado 25 de octubre en Matagalpa, bajo el título “Encuentro de intercambio entre Medios de Comunicación, Juventud Sandinista y estudiantes universitarios”.
La actividad fue ampliamente difundida por las plataformas oficialistas, que destacaron el supuesto objetivo de “compartir experiencias comunicacionales” y “fortalecer las capacidades de la juventud en el manejo de herramientas mediáticas”.
Sin embargo, detrás de esa narrativa institucional se perfila una estrategia más profunda: reforzar los mecanismos de control informativo y garantizar la reproducción del discurso oficial entre las nuevas generaciones de comunicadores. Lo que se presenta como un intercambio académico funciona, en realidad, como un espacio de formación ideológica y de perfeccionamiento técnico al servicio de la propaganda gubernamental.
Desde hace más de una década, el control mediático ha sido un componente esencial del modelo autoritario encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo. La concentración de medios en manos de allegados al poder, la censura sistemática y el exilio forzado de periodistas independientes han configurado un panorama informativo dominado por una sola narrativa. En ese contexto, los llamados “encuentros de intercambio” representan una herramienta para perpetuar la hegemonía comunicacional del régimen y moldear a sus futuros voceros.
Los jóvenes convocados a estos espacios reciben una formación centrada en la defensa del relato oficial, más que en el desarrollo del pensamiento crítico o la ética periodística. Los talleres y charlas promueven la disciplina partidaria y la habilidad para presentar la propaganda con apariencia de objetividad periodística. Desde las redes sociales se impulsa una maquinaria digital encargada de amplificar consignas, atacar voces críticas y neutralizar denuncias sobre abusos del poder.
El encuentro de Matagalpa ilustra la intención del gobierno de profesionalizar su propaganda. Con periodistas críticos encarcelados, exiliados o silenciados, el gobierno centra sus esfuerzos en una nueva generación de comunicadores alineados con su ideología. Se busca proyectar una imagen de juventud organizada, comprometida y entusiasta, mientras en paralelo se eliminan los espacios independientes.
A la par de estas iniciativas internas, el régimen ha intensificado su colaboración mediática con gobiernos aliados. Delegaciones de prensa de países como China y Rusia han participado en programas de cooperación que exaltan el “modelo comunicacional nicaragüense” como ejemplo de soberanía informativa. Estas alianzas buscan reforzar la legitimidad internacional del gobierno de Ortega, ofreciendo al exterior una versión edulcorada de la realidad nacional, mientras dentro del país se estrecha aún más el cerco informativo.

