Diagnóstico de periodistas en el exilio elaborado por FLED detalla la precariedad y la resiliencia de los medios en América Latina
En América Latina, cada vez más periodistas trabajan lejos de sus territorios; no se trata de una elección ni de una pausa temporal, sino de una acción forzada para proteger su vida e integridad. Así lo documenta el Informe Diagnóstico Regional sobre la situación actual de los medios de comunicación en el exilio en América Latina, elaborado por la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED).
El documento muestra que el desplazamiento forzado se ha consolidado como un elemento permanente del ecosistema informativo de la región y advierte que este fenómeno constituye “una de las expresiones más graves del deterioro democrático en la región”.
Insiste en que, en varios países, el exilio es la única forma de seguir informando. En Nicaragua, Venezuela y Cuba, “el retorno de los periodistas resulta incierto o imposible bajo los actuales regímenes políticos”, mientras que, en El Salvador, Guatemala, Ecuador y Haití, la salida “tiende a prolongarse ante la persistencia de la violencia y la criminalización”, destaca.
Agrega que las razones detrás de estos desplazamientos incluyen la persecución estatal, la criminalización, la vigilancia, la censura y las amenazas del crimen organizado. En Nicaragua, por ejemplo, el informe documenta “el desmantelamiento casi total de la prensa independiente con once departamentos convertidos en desiertos informativos”.
Respecto a Venezuela, señala el cierre de “405 medios de comunicación en las últimas dos décadas”. El caso cubano también es crítico: “el panorama mediático está completamente estatalizado”, y las prácticas de hostigamiento —detenciones, interrogatorios y vigilancia— mantienen a decenas de periodistas fuera del país, señala FLED.
Exilio acompañado de precariedad y pocas certezas
El informe detalla que el exilio implica “profundos retos económicos, legales, psicosociales, laborales y de seguridad”, factores que condicionan la capacidad de los periodistas para continuar su labor, a ello se suma el impacto de la contracción de fondos internacionales.
FLED identificó que solo el 30% de periodistas exiliados continúa trabajando en medios, un 41% ha tenido que abandonar por completo la profesión y el 20% restante se sostiene como freelance, una modalidad generalmente marcada por la precariedad. Pese a este panorama, el informe subraya que los medios en el exilio han encontrado formas de sostenerse mediante innovación, alianzas colaborativas y nuevas narrativas. Estas prácticas, señala el documento, demuestran que los periodistas “no son únicamente víctimas de contextos autoritarios, sino actores con capacidad de autonomía, adaptación y resistencia”.
El diagnóstico concluye que el ecosistema regional necesita reforzar sus mecanismos de apoyo: protección digital, asesoría legal, acompañamiento psicosocial y modelos de sostenibilidad que respondan a la realidad del exilio.
Para FLED, “mantener vivo el periodismo en el exilio equivale a preservar uno de los últimos espacios de libertad, memoria y verdad en los países donde la democracia ha sido desmantelada”.

